Escudo de Torreón

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viernes, agosto 21, 2015

En caída libre





Hace 54 años, en enero de 1961, se le comunicó a la población de la Comarca Lagunera que el precio de la leche subiría quince centavos. En efecto, las pasteurizadoras Laguna y Nazas de Torreón, y la Higiénica de Gómez Palacio, dieron a conocer que el frasco de un litro de leche pasaría de costar un peso y sesenta centavos, a un peso con setenta y cinco centavos. Esta noticia se difundió en anuncios desplegados en los diarios locales.

Las razones que dieron las pasteurizadoras a la Dirección General de Precios de la Secretaría de Industria y Comercio para justificar el aumento de la leche fueron las siguientes: el aumento del precio en los forrajes: la harinolina subió un 40%; la cascarilla subió un 125%, y el salvado, un 20%. Se argumentó además un aumento del 100% en el precio del combustible, y 23% de aumento en los salarios.

Esta noticia fue recibida con gran descontento en todas las centrales obreras, y como es natural, entre las familias humildes. Algunos líderes sindicales protestaron por el alza ante el gobernador de Coahuila. El mandatario estatal se encontraba en Torreón por esas fechas. Otros trataron de mostrar su inconformidad ante el delegado de Industria y Comercio, quien, al parecer, se ausentó de la ciudad para evitar la confrontación. La Federación Revolucionaria de Trabajadores del Estado de Coahuila se inconformó ante el Presidente de la República.

Analicemos ahora cuál era la capacidad de los laguneros para inconformarse con las alzas de los productos básicos. Quince centavos de aquella época representaban aproximadamente un sexto de la milésima parte de nuestro peso actual. Y por esta “insignificante” suma, la población se sentía agraviada y se manifestaba. La ilusión creada por los “nuevos pesos” mexicanos desde enero de 1993, ha tratado de ocultar y de arrojar al olvido la enorme diferencia que existe entre la capacidad adquisitiva de la población de aquellos años y la actual.

La pauperización ha sido un proceso continuo para los mexicanos. Nos hemos acostumbrado a la pobreza, a la crisis, a los constantes aumentos en los precios de todo y a la continua devaluación del peso. La supresión de los tres ceros de nuestra moneda en 1993 equivale a la extirpación de la memoria colectiva, a la desaparición de recuerdos políticamente “incómodos”, puntos de referencia para calibrar la verdadera magnitud del desastre económico que se ha venido gestando en México desde los años setenta, y cuyas raíces se encuentran en la mala administración pública, en la corrupción y la impunidad como prácticas generalizadas en la sociedad mexicana.





Cambio de tema. En Coahuila se encuentra en debate la prohibición de las corridas de toros a causa del maltrato contra los animales. A un sector de la ciudadanía coahuilense le parece que esta es una jugada política para distraer la atención de otros temas que realmente merecen el escrutinio público. Y claro, están los aficionados a la tauromaquia que por ningún motivo quisieran ver el fin de la “fiesta brava” en nuestro estado. Y existe también un amplio sector de la población, particularmente urbana, que realmente desea la desaparición y penalización del maltrato innecesario contra los animales en general y no solamente contra los de lidia, cualquiera que sea la razón que impulse a los legisladores.  

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